Bajo una manta de estrellas
te gusta viajar
por toda la geografía de mi cuerpo,
con tu equipaje de ternuras
y de caricias,
Te reflejas en el tranquilo
lago de mis ojos,
bebes el agua fresca y limpia
en el río de mi boca,
bordeas con lentitud trémula
todas mis curvas,
descubres mis cordilleras y llanuras
con tus manos ardientes,
escalas las laderas de mis montes
una y otra vez, hasta
que descansas en mi bosque
aspirando mi savia
con la respiración jadeante,
antes de penetrar
en la sima de mi secreto
y descubrir su misterio.
Entonces gritas mi nombre
para que te acompañe
a nuestro cielo intimo,
repleto de nubes rosas
caramelos de algodón muy dulces.
Y lo haces con tanto amor y sentimiento
que un orfeón de arcángeles
nos acompañan cantando
y tañen todas la campanas
a Gloria.