¡Eres como un misterio que se esfuma
eres la fantasía de la poesía;
eres como es el sol, eres la vida,
y como, de una tarde, eres su bruma!
Eres, ¡qué yo dijera!, aquel espejo
donde se mira el alma sin ropaje;
donde desbordas calma. Y en tu viaje
viertes placer profundo, amor, reflejo.
Eres, también, como la blanca nieve:
creas armonía y la haces tu sustento,
como la nube, llevada por el viento,
sueles viajar... y nadie te detiene!
Eres, también, el aire que respiro,
y de las flores, el olor, sus mieles,
y de la vida entera, sus placeres,
y del que gime y llora, su suspiro!
Y en este anhelo de descubrir tu encanto,
ese encanto que exaltas cada día,
que encuentro en tu alegría y en tu llanto,
¡porqué no habría de beber de tu poesía!
A cada verso robarle su hermosura...
Y a cada estrofa robarle su embeleso;
y cada lágrima... secarla con un beso!
Y en cada beso, llenarte de ternura!